lunes, 23 de mayo de 2016

Cueva del "Agua Cuajá", Descubriendo a los pioneros de la espeleología en Hornachuelos.

Por fin, y tras muchos esfuerzos, arranco nuestro "Proyecto para la investigación, localización, exploración y topografía de las cavidades subterráneas del termino municipal de hornachuelos" conjunto con el Grupo Espeleologico G40 de Priego de Córdoba, con la investigación de una de las cuevas míticas de esta parte nuestra de Sierra Morena, la Cueva del "Agua Cuajá", aquí en Hornachuelos.
http://escaladambassar.blogspot.com.es/2016/03/proyecto-para-la-investigacion.html


El pasado día 11 de mayo, conseguimos reunir un equipo de 8 espeleologos, dispuestos a recorrer cada uno de los rincones de la cavidad. De nuestro Club participaron Antonio José Perea (Albino), Alberto Rivero y el que escribe, José Cano; del G40 estaban Julio venido desde Sevilla, junto a Pancho y Abén cordobeses (pertenecientes a la sección capitolina del G40 como ellos dicen); También colaboraron, Adrián de Los Rosales (Sevilla) y Emilio Navarro, arqueólogo de Palma del Río. Nuestro equipo estuvo acompañado por los guardas de la finca y el administrador de la misma, a los que agradecemos las facilidades.
El equipo al completo.

De esta cueva tuvimos conocimiento gracias a nuestro querido amigo Francisco Jiménez, mas conocido por "Curro Mesa", siendo el quien nos indico su ubicación exacta. Tras su localización gracias al buen hacer de Oscar Morales y al Ayuntamiento de Hornachuelos conseguimos los permisos para visitarla. De la cueva, gracias a Curro sabíamos que recibía su nombre por la gran cantidad y calidad de formaciones que poseía, aunque ese mismo día gracias a emilio, buen conocedor de los tesoros que esconde nuestra Sierra, descubrimos que esa cueva aparecía en un libro que había escrito un vecino de Hornachuelos, José Mangas, donde al parecer contaba que junto a su familia se refugiado en la cueva varios días, tras el estallido de la Guerra Civil en 1936.

Una vez en la boca de la cueva, realizamos el reparto de tareas: fotografiar(Pancho y Emilio), topografiar (Julio y Abén) y explorar (a cargo de los restantes). A continuación nos dispusimos a reptar, ya que era la única manera de poder acceder a la cueva.

Adrián accediendo a la cueva.
Tras la exploración se concluyo que la cueva se trata de una diaclasa de 10 metros de altura, con dos primeras salas de grandes dimensiones, donde la acción del agua ha tenido un papel importante en su actual conformación: la multitud y la diversidad de formaciones calcáreas, estalactitas, estalagmitas, columnas, banderas, coladas.... También aparecen algunos pozos cilíndricos de varios metros de profundidad. Tras estas dos primeras salas y comunicada por dos sitios se accede a sala principal, sin duda la mas grande de las tres, donde no aparecen formaciones calcáreas, si bien si piedras modeladas por el agua y grandes bloques de piedra en el suelo, resultado de derrumbes pasados. Esta sala acababa con una chimenea cónica. También es de reseñar que dos de los pozos estaban llenos de agua.


Formaciones calcáreas.

Emilio tomando fotografías.

Espeleólogos progresando por la cueva.


 Durante la exploracion fuimos testigos de la presencia de muestras de la fauna cavernícola, y se pudo fotografiar y ver murcielagos, anfibios y varios tipos de insectos.


Murciélago cazado al vuelo.

Esta rana se encontró en el fondo de unos de los pozos.

Ejemplar de araña cavernicola.

Larva de Quilopodo, seguramente del genero Lithobius.

La jornada de trabajo concluyo con la exploración completa de la cueva y la toma de datos para la topografía de la misma, que arrojo un resultado nada desdeñable de 140 metros de desarrollo total.

LA gran sorpresa del día vino de la mano de un hallazgo que hicieron los compañeros de expedición Julio y Abén, concretamente unas anotaciones en una estalactita hechas aparentemente con carboncillo o algo similar, donde figuraban varias palabras perfectamente legibles.

Fotografía de las anotaciones encontradas.
Se puede leer lo siguiente;
"J. Mangas
J. Martínez
E, Martínez
anarquita
rubrica ilegible"

ras ver esto, pensamos automáticamente que "J. Mangas" podía ser el autor del libro del cual nos había hablado Emilio, por lo que al día siguiente de la visita a la cueva, nos pusimos a investigar para conocer el verdadero origen de las inscripciones. Finalmente y gracias a la ayuda de Oscar Morales tuvimos conocimiento de que el autor de las mismas fue José Mangas, autor del libro "Siete años mal contados", natural de Hornachuelos, aunque en la actualidad reside en Sevilla. Conseguimos contactar con José por teléfono y casualmente el domingo 15 de mayo vendría a Hornachuelos a una reunión familiar, así que sin dudarlo concretamos una cita con él, con la inestimable ayuda de la hija de José, Emilia.

El día 15, domingo, Alberto Rivero y este que les escribe, acudimos a la esperada cita con muchas preguntas en la recamara, cada uno con nuestra ejemplar del libro "Siete años mal contados" y con ganas de conocer en persona a José, al que encontramos sentado a la sombra en la puerta de casa de su sobrina rodeado de mucha de su familia, la cual nos trato con gran amabilidad. José se levanto a estrecharnos la mano y nos acompaño dentro y así pudimos ver la vitalidad que desprende, aun ayudándose de un bastón para andar y es que ese mismo día José hacia ya la friolera de 100 años, un mes y un día que vino al mundo. nada mas empezar a charlar con él, nos sorprendió por su gran lucidez y su perfecta memoria, contándonos anécdotas de hacia ochenta y tantos años como si las acabase de vivir, recordando con total nitidez, lugares, nombres y fechas. Por supuesto, José continuando con su amabilidad nos firmo y dedico nuestros libros.
Jose Cano, José Mangas y Alberto Rivero.

Tras explicarle todo lo acontecido, comenzamos con la pequeña entrevista y José nos contó que conoció la existencia de la cueva siendo un chaval ya que había sido descubierta en 1928 por los hermanos Camacho Calzada, vecinos de Hornachuelos, como bien refleja en su libro.

Años mas tarde, allá por 1931, aprovechando que se encontraba arranchado con su familia en la zona de las Atalayas con su familia, recuerda la primera vez que entro en la cueva junto a su hermano Pedro. después vendrían muchas mas visitas como textualmente nos dijo "nosotros fuimos muchas veces a la cueva, unas veces por capricho, otras veces por necesidad, otras veces por aventuras y correteamos muchas veces toda la cueva".

Nos contó que para entrar a la cueva , había que hacerlo de rodillas, llegando a dos salas llenas de estalactitas y estalagmitas. En unas de las salas había un pozo (uno de los accesos a la sala principal) del que no llegaron nunca a pasar.

Con respecto a su indumentaria y equipo, José usaba la misma ropa con la que trabajaba, calzaba unas botas de cuero (que se ponían durísimas si se mojaban, con la suela rematada de tachuelas y se alumbraban con unas simples cerillas, cerillas que según nos cuentan eran tan malas que se apagaban enseguida, sin duda nada parecido a los equipos que se usan hoy día.

Meses mas tarde de su primera visita, aun corría el año 31, volvió a la cueva en compañía de los hermanos Martínez. Se llamaban Juan y Enrique y eran hijos de un tal "Juanillo de los molinos" que también estaban con su familia en la zona de la Atalayas. Recuerda José que en esta vez fue cuando con un lápiz sobre una estalactita dejo huella de su estancia en la cueva, plasmando su nombre y el de sus acompañantes para que 85 años después lo encontrásemos nosotros. Nos aclaro que lo que hay al final es su firma y le contamos que nosotros en un principio creíamos que era un "37", ya que pensábamos que pudo ser escrito en 1937, pero nos aclaro que en ese año no estaba en el pueblo, sino combatiendo en la Guerra Civil Española en el bando republicano. A colación de esto, nos contó que cuando estallo la guerra, verano del 36, él, su novia y las familias de ambos tuvieron que abandonar Hornachuelos y se refugiaron durante algo mas de una semana en la cueva, hasta que continuaron con su viaje hacia el norte de la provincia. José tardo en volver a su pueblo casi siete años, faltándole exactamente 48 días para completar los siete años, de ahi el nombre de su libro "Siete años mal cumplidos".  Después José siguió contándonos muchas mas historias de su juventud por nuestro pueblo, y sin darnos cuenta estuvimos casi una hora de charla, hasta que ya no pudieron esperar mas, ya que llegaban tarde a su comida en familia.

Cuando terminamos nuestro encuentro y salimos de la casa, tanto mi compañero como yo nos fuimos con ganas de mas y con una sensación de gran admiración hacia José Mangas, historia viva de nuestro pueblo y por encima de todo una bellísima persona o como decimos por aquí "buena gente".

Nuestro inesperado hallazgo nos ha llevado a descubrir a los primeros "espeleologos" de Hornachuelos y su Sierra, por eso desde nuestro club queríamos tener este pequeño homenaje hacia José Mangas, su hermano Pedro, los hermanos Martínez, los hermanos Camacho Calzada y todos cuantos casi un siglo antes de nuestro visita a la cueva del "Agua Cuajá". la primera de nuestro proyecto, recorrieron sus salas.

NOS VEMOS ARRIBA.


4 comentarios:

Hornasol HORNACHUELOS dijo...

ENHORABUENA POR TAN ESPLENDIDA
CUEVA E IMPORTANTE INFORMACION
HISTORICA

Paco Muñoz dijo...

Que interesante entrevista. Y mucho más encontrar al autor del grafiti, claro la fortuna es que tiene cien años, si no hubiera sido imposible. Enhorabuena a los aventureros de los que tengo la suerte de ser amigo de por los menos tres. Sin contar dos más reseñados, el admirado Curro y Óscar infatigable.
Saludos.

Ismael dijo...

Si es que sois unos fenómenos todos copón!!!! Enhorabuena máquinas!!

Anónimo dijo...

Felicitaciones por el trabajo. Sería muy interesante que la entrevista que habéis tenido con el autor del texto la pudieses trabajar y hacerla pública, sería como "comenzar" el reconocimiento y homenaje a este hombre. Algunos otros estaríamos interesados en poder contactar con él para comprarle un ejemplar de su libro.

Gacias

Cecilio Gordillo. Coord. www.todoslosnombres.org